** La poesía, repulsa contra la realidad **

Para la mayoría de quienes ingresan a la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica, él es nadie. O sea: un lector más, o si acaso, un hombre de cabello cano y rizado que platica sentado mientras observa el tráfico de la avenida Miguel Ángel de Quevedo.

Para la mayoría de quienes ingresan a la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica, él es nadie. O sea: un lector más, o si acaso, un hombre de cabello cano y rizado que platica sentado mientras observa el tráfico de la avenida Miguel Ángel de Quevedo.Aunque se llama Juan Manuel Roca, aunque tiene pasaporte que demuestra que es colombiano, aunque carga un libro en la diestra atestado de imágenes y reflexiones que refrendan su oficio de poeta, él se siente a gusto siendo uno más entre los nadies del mundo.

«Para mí es algo muy grato involucrarme en una gran masa de nadies porque te permite ser exactamente quien eres y no estar frente a un espejo o a los demás que te están juzgando -dice-. Ese rango de anonimato y soledad es una cosa muy humana y te hace ver en tu condición: uno más entre tantos, no uno que por escribir poesía se pueda empotrar en un nivel superior.»

Fruto de esa odisea por el anonimato, de esa exploración por el lado anverso del yo, es el tomo Las hipótesis de nadie, título con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ministerio de Cultura 2004 en su país natal, y que ahora presenta en México, editado por Alforja y Conaculta.

Este martes, a las 19 horas en el Café Bar Las Hormigas de la Casa del Poeta Ramón López Velarde (Álvaro Obregón 73, Roma), María Rivera, José Ángel Leyva y el autor presentarán el tomo, segundo de su autoría publicado en México luego de la antología Cantar de la lejanía, editada por el FCE el año pasado.

«El arte nace de una insatisfacción con la realidad -afirma-. La prueba de que el hombre está insatisfecho es el arte. La poesía se fundamenta en eso, es una repulsa contra la realidad inmediata y un deseo de ampliarla, por eso es útil en cualquier época. Es una especie de resistencia espiritual.»

Respecto de una poesía de denuncia social el poeta hace votos por mejorar «los usos del lenguaje. La poesía de puño cerrado, ideologizante y panfletaria es fallida.»

Roca está convencido de que como la poesía no es lucrativa, su proceso es más puro que el de las demás artes. El que la poesía no se venda «es bueno porque los poetas no responden a causas comerciales, como sí pasa con la narrativa. La utilidad de la poesía es superior al del hecho pragmático de que pueda servir para sobrevivir. Yo no vivo de la poesía, pero no puedo vivir sin ella.»

A diferencia de la narrativa, en donde ha incursionado, la poesía no le exige a Roca una disciplina. Sabe que en el proceso hay varios silencios y ahí se siente mejor pues «me interesa más cantar que contar.»

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